Transmilenio ¿una olla a presión?

En varias estaciones del sistema Transmilenio se hicieron presente las protestas lo que desembocó en un caos total, sobre todo, al sur de Bogotá, especialmente en la estación Sena y en la carrera 30 y obviamente Soacha. Miles de usuarios se vieron afectados por los retrasos en todas las estaciones del sistema.

Se registraron algunos daños contra los articulados durante las manifestaciones donde los usuarios exigían mejora en las frecuencias de rutas alimentadoras, seguridad, un mejor trato en el sistema y demoras en el servicio.

De acuerdo a los usuarios, a diario tienen que esperar en hora pico entre 24 a 30 minutos para abordar las rutas, y eso si es que pueden, mientras que en hora valle, el rango de espera aumenta entre 30 a 40 minutos.

Frente a estas inconformidades por parte de los usuarios, se le suma el incremento del pasaje que empezará a regir desde el próximo 1 de abril, lo que indigna a la ciudadanía, porque perciben a flor de piel que no hay una buena relación de precio con calidad del servicio. “Lo que no sucede con el transporte tradicional, que puede ir lleno de gente hasta…  el techo y el usuario aun subiéndose por la puerta de atrás envía el dinero al conductor”, dijo un usuario.

El Secretario de movilidad, Juan Pablo Bocarejo, refiriéndose al incremento menciona  que “es difícil por parte del alcalde Mayor tomar estas medidas pero se tienen que hacer por el futuro de la ciudad y por el futuro de la movilidad, […] En 2015 pagamos déficit de $880.000 millones al año en el sistema, si no se toman estas medidas vamos a tener un déficit de un $1 billón que es de todo tipo insostenible para las finanzas de la ciudad”.

Frente a estas justificaciones los usuarios cuestionan el manejo operativo y administrativo del sistema con preguntas como: ¿Por qué los usuarios tienen que pagar el déficit de Transmilenio? Subir el pasaje de un sistema colapsado ¿lo va a mejorar? Con 300 pesos ¿se acaban las eternas filas, las esperas y el pésimo servicio?

Esta es la olla a presión que deberá manejar el alcalde y el secretario de movilidad antes que estalle la paciencia de los bogotanos.